Amo a las mujeres

Amo a las mujeres, sí, y no de una manera erótica, no soy lesbiana. Las amo en el sentido empático de la palabra, siento empatía hacia ellas, hacia nosotras. Me duele que exista la competencia entre mujeres, me duele ver que para tener éxito tenemos que ser más guapas, más delgadas, más inteligentes que las demás. Me duele ver que el triunfo está en que nos elijan, el triunfo está en los ojos del otro, sobretodo en el de los hombres.

Yo amo a la mujer por encima de sus formas, de su edad o su raza, siento una conexión fuerte hacia ellas, y no sólo porque yo soy mujer, si no porque se lo que significa serlo. Se que a veces nos sentimos únicas, vulnerables y especiales, y otras nos sentimos tan raras que nadie en el mundo podría comprendernos, nadie. Se que a veces nos ahogamos en un vaso de agua y necesitamos ayuda urgente, pero nos aguantamos y seguimos adelante, se que sentimos envidia, a veces muchísima, hacia otras mujeres, y nos callamos porque se ve mal. Se que sabemos fingir muy bien, y ninguna me dejará mentir en esto: somos expertas en mentir cuando realmente queremos hacerlo.

Sabemos lo que significa llorar de alegría y de dolor a la vez, sin poder explicarlo, experimentamos dolores que ningún hombre experimentará jamás, físicos y emocionales. Tenemos esa intuición innata que nos ayuda a saber si nuestro hijo no está bien, si mi amiga está enojada conmigo o si me van a echar del trabajo, lo sabemos, lo sentimos, aunque no le prestemos atención.

Sabemos mucho de reuniones terapéuticas con amigas, tengamos la edad que tengamos, el chismorrear con nuestras mejores amigas nos hace el día, nos cambia el estado ánimo. Sólo nosotras sabemos de qué se habla en esas reuniones, (a veces secretas) de mujeres.

Sabemos el dolor que implica pelearse con una amiga querida, o con un familiar muy cercano, nos duele, no nos deja bien.

Sabemos lo que es ser rechazadas en un trabajo por nuestra edad, color de piel o atractivo físico. Sabemos lo que es el chantaje y la extorsión en el trabajo, ya sea implícito o explícito, y sabemos lo que es que nos miren de arriba abajo juzgándonos en silencio.

A todas, alguna vez en la vida, nos han dado ganas de rebelarnos contra el sistema. Hemos fantaseado con la idea de salir a luchar y pelear contra los maltratadores, hemos imaginado que los golpeábamos nosotras a ellos. Todas hemos soñado alguna vez con la pedida de mano perfecta, y cómo sería nuestra reacción, a qué personas invitaríamos a la boda y a quién no. Todas hemos tenido la fantasía de abandonarlo todo e irnos al fin del mundo. Hemos tenido nuestro momento “ahora sí ya voy a sentar la cabeza y plantearme tener una vida normal”, aunque luego no lo hiciéramos. Y nuestro momento de “curiosidad” (por no decir cotilleo) por espiar las cosas de nuestra pareja,(sólo para ver que hay) Y todas hemos comprado o leído alguna vez un libro de “autoayuda”, o asistido a algún cursito de desarrollo personal porque sabemos lo que es sentirse insegura y con la autoestima baja.

IMG_4068A mi, todo eso, me hace estar más cerca de las mujeres, me genera empatía hacia ellas, querer ayudar y escuchar. Por ese sentimiento común, como si fuéramos un alma en miles de cuerpos, me gusta ser mujer. Y sólo hay algo que nos hará más fuertes: ser cada día más mujer.


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